Me llamo Lucía, tengo 15 años y, según mis padres estoy en la flor de la vida, o eso era antes de mudarnos aquí, en Londres. Ya en mi 3er curso de ESO* había por fin hecho amigas y derrepente nos tenemos que ir. Ya supuesta mi nulidad para hacer amigos u almenos relacionarme con gente no entiendo nada de ingles, porque no es que fuera muy buena en esa materia.
Sigo caminando hacía casa y, como siempre me encuentro con ese chico... Ya casí llegando a mi casa, roja como un tomate, a causa del frío, moqueando y tiritando me encuentro con aquel chico. Tiene el pelo blanco, sin embargo no tiene apariencia de ser viejo, es más va a el instituto vecino al mío, y los ojos grises, de un gris luna increíble, es bastante más alto que yo y, como era de esperar muy popular entre las chicas. Siempre que paso por esa fría calle me lo encuentro allí sentado, mirandome fíjamente, con esos ojos grises muy profundos. Hay veces que, si me pilla de buen humor me siento con el y nos saludamos.Así fue como conocí su nombre, Allen Walker... He probado de evadirle y hasta de ir por otro camino pero es inútíl el sigue ahí y aunque lo ignore me saluda...
contuará....
Está interesante.¿Qué le pasa a Allan? ¿Cuándo sabremos por qué ha llorado?....
ResponderEliminarLa historia es muy profunda... tanto que me ha llegado al corazón y ahora mi hermana me esta preguntando por qué lloro :')
ResponderEliminarVisita mi blog porfavor, es un poco tonto: confesionesdeunaidiota.blogspot.com
muchisimas gracias ñ.ñ jajajajaja el blog esta super original y la idea mola, lo visitare a menundo porque me gusta :'D
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